Publicado el 17 de noviembre de 2020 | El pasado 26 de octubre la NASA confirmó la existencia de moléculas de agua en la Luna. Tras más de dos años de análisis, las observaciones tomadas se publican hoy y confirman de forma inequívoca que hay agua en la Luna, así como la existencia de pequeñas áreas en la superficie del satélite donde el agua podría quedar atrapada de manera estable.
El agua molecular se ha medido gracias al Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA, Stratospheric Observatory for Infrared Astronomy).
Desde hace años se piensa que hay agua en la Luna. Según los últimos cálculos, el polo norte del satélite podría atesorar 600 millones de toneladas de este recurso esencial para los seres humanos -tanto para beber como para fabricar combustible para cohetes-. El polo sur también podría atesorar cantidades de agua helada. El problema es que las observaciones no son concluyentes: la luz infrarroja reflejada no permite saber si es agua (H2O) o grupos de hidroxilo (OH).
Ahora, el telescopio de la NASA montado a bordo del Boeing 747 ha captado luz infrarroja en una longitud de onda que solo puede emitir el agua, explican los responsables del trabajo, publicado en Nature Astronomy.
El agua de la Luna es exactamente como la de la Tierra y se podría beber, señala el investigador Hayne en la revista, aunque antes se tendría que filtrar, porque puede contener mercurio y otros contaminantes. Resalta que “serían necesarias nuevas tecnologías para extraer esa agua. Podemos pensar en tractores robóticos que aren la superficie y extraigan el agua de los pequeños depósitos. Esto es algo muy distinto que tener que extraer el hielo de grandes cráteres en sombra perpetua y a kilómetros de profundidad”.
La NASA ha anunciado que quiere enviar astronautas al polo sur de la Luna a partir de 2024 y baraja diseños de futuras bases lunares con grandes paneles solares que permitan iluminar el interior de los cráteres en sombra y extraer el agua acumulada en ellos.
“Son muy buenas noticias”, explica Didier Schmitt, coordinador de exploración humana y robótica de la Agencia Espacial Europea. “En teoría el oxígeno y el hidrógeno que contiene el agua se pueden separar para fabricar combustible para cohetes con los que se podría viajar de la Luna a Marte”, explica. “Pero es importante no dejarnos llevar por el optimismo y tener en cuenta que aún quedan muchos pasos intermedios que dar antes de poder siquiera comenzar a poner estos planes en marcha”.
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